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InHumanaMente

lunes, 4 de enero de 2010

Entrevista con Gilberto Guerrero

Entrevista con Gilberto Guerrero

por Rodrigo Alcántara

Mingratoteatro:Columna dedicada al querer teatral, a meter las narices y a veces el pellejo en ese oficio del instante. En esta primera colaboración presentamos una entrevista con Gilberto Guerrero, director de escena, maestro de actuación, escritor y actualmente director de la Escuela Nacional de Arte Teatral.

¿El teatro lo hacemos para que nos vea el maestro de Tavira? ¿Lo hacemos para que nos vean los críticos? o lo hacemos porque tenemos algo que decirle a la gente, algo que decirle a este país en crisis, este país lacerado, este país de gente triste, de gente enojada...

R: ¿Cómo encuentras la ENAT y cuál es tu proyecto a desarrollar como Director?

G: La ENAT es un proyecto complejo, tiene que ver con lo académico esencialmente, que es su sustento, su leit motiv pero está relacionado también con lo que implica el país en su conjunto, lo administrativo, los presupuestos.

El principal desafío y lo decía en el plan de trabajo, es romper las inercias de la escuela. Yo estoy convencido de que hay muy buenos maestros en la ENAT, muchos de ellos incorporados completamente al teatro profesional y esto le da una naturaleza a la escuela que es muy valiosa.

Es necesario rehacer un plan de estudios de manera casi urgente pues el actual tiene catorce años de antigüedad y cuando se formuló, no se contempló algo que hoy es natural para casi cualquier plan de estudios: la capacidad de renovarse sin necesidad de un proceso complejo, ni de análisis ni administrativamente enredado. El plan de estudios actual se ha quedado muy rezagado, la escuela es una escuela viva, los maestros han cambiado, han avanzado y el plan de estudios se queda como una ley fija cuando la sociedad va cambiando.

Es necesario romper inercias, por supuesto respetando absolutamente los derechos laborales administrativos y académicos. Tenemos que ir hacia el encuentro de intercambios académicos nacionales e internacionales. Tenemos que conseguir invitaciones para nuestros estudiantes, para nuestros trabajos en otros foros, tanto escénico como de discusión pedagógica, académica, profesional. La escuela la encuentro funcionando en términos administrativos pero con un retraso en cosas estratégicas que es a donde yo me quiero dirigir. Un cambio en el plan de estudios, más adelante la creación de la unidad de posgrado, la maestría en dirección, pues yo soy de los que creen que dirección es una especialización y no una licenciatura. Entonces lo que yo quiero es impulsar una unidad de posgrado después de lo del plan de estudios. También encuentro a la escuela maltratada, han sido 15 años y los recursos han sido pocos para darle mantenimiento. El CENART cumple 15 años, es una buena oportunidad para plantear muchas cosas de mantenimiento pero también académicas que son las sustanciales.

R: Qué tipo de formación recibe un estudiante de teatro que ingresa a la ENAT.

G: Recibe una educación profesional. La escuela es muy grande, simplemente el colegio de actuación cuenta con 15 maestros lo que implica por supuesto una diferencia entre ellos. Hay maestros más en la ortodoxia Stanislavkiana, otros que han roto con esa ortodoxia. Está el maestro Adam Guevara que se orienta mucho en una vinculación con lo social. El maestro Bruno Bert que es conocida su inclinación hacia el teatro de grupo. No hay un solo perfil de egreso, creo que esta diversidad en general enriquece a nuestros egresados. Tenemos pensado hacer un curso introductorio a la dirección escénica casi como un piloto para lo que sería después la maestría pero mientras no se resuelvan un poco los asuntos académicos normativos, no podemos lanzar una maestría irresponsablemente pero mientras tanto podemos ir sondeando.

R: ¿Cuál es el papel que debe jugar el teatro mexicano del siglo XXI dentro de una sociedad en deterioro?

G: Pues el mismo de siempre, yo creo que el teatro como el arte en su conjunto tiene que rescatar los valores esenciales de una sociedad. Nuestra sociedad está en un deterioro terrible, por mi formación estoy convencido que la base de todo esto es gran un problema económico, creo que hay una gran crisis desde hace décadas, una crisis del modelo de desarrollo, ni si quiera es una crisis presidencial, es una crisis ya de muchas décadas que ha empobrecido mucho al país, lo ha orillado a situaciones de inseguridad, al crecimiento vertiginoso del narcotráfico que es una plaga difícil de enfrentar sin valores. El teatro tiene una misión esencial. El arte y el amor son las dos vías para salir de estos atolladeros. El arte, el teatro en su conjunto está planteándose la transformación del mundo al momento de recrear y eso es algo que nosotros tenemos que enseñarles a nuestros alumnos, que no solamente les vamos a dar técnicas para que hablen correctamente o para que puedan dar piruetas, canten y aprendan a actuar. Tenemos que empujarlos hacia la creación de sus propios proyectos es decir un discurso suyo. No me asusta mucho que trabajen haciendo comerciales, me asusta que se queden solamente trabajando en comerciales, me asusta que solamente piensen que la televisión es la vía porque entonces estaremos un paso atrás.

Yo creo que el teatro mexicano está obligado a crear nuevos públicos. Más allá del Centro Cultural Universitario, de Coyoacán, San Ángel, del Centro Cultural Helénico, más allá de la Unidad del bosque, nuestros egresados tienen que buscar la creación de nuevos públicos, tenemos que fortalecer lo que Mario Espinoza llamaba la república teatral, el centro no es el país, Coyoacán no es el país. ¿El teatro lo hacemos para que nos vea el maestro de Tavira? ¿Lo hacemos para que nos vean los críticos? o lo hacemos porque tenemos algo que decirle a la gente, algo que decirle a este país en crisis, este país lacerado, este país de gente triste, de gente enojada.

Yo quisiera que se intensificara compañías de gente que está buscando hacer compañías. Jesús Díaz y su compañía de la sensacional orquesta lavadero me parece que es un ejemplo de un proyecto donde hay un discurso, hay creación estética, hay un discurso de crítica, eso es lo que se necesita multiplicar, que salga gente como Paola Izquierdo y que levante sus proyectos y que empuje un discurso, un discurso suyo, independientemente de que pueda trabajar en otra obra, de que pueda hacer un comercial, eso no importa porque en última instancia la gente tiene que pagar su renta. Creo que el papel del teatro y el papel de la escuela dentro del teatro es enseñar, orientar, empujar a que los alumnos sean capaces de construir sus discursos porque cuando salgan no queremos que estén solamente esperando a ser llamados sino que llamen y que estén dispuestos además a ir a todo tipo de público. Esto es justamente el sentido de estudiar una carrera de teatro, tiene que llegar a nuevos públicos sin prejuicios de que hay teatros más importantes que otros, o que la carrera de un actor se funda en que ya trabajé en tal o cual teatro. Lo que el teatro le debe a este país es un relanzamiento de valores.

R: Qué opinión tienes de la política cultural que lleva a cabo el gobierno federal

G: Hay muchas carencias con esta política. Los presupuestos han sido castigados, se necesitan muchos más recursos para este país. Por lo pronto eso y creo que no se puede hacer con buenas intenciones. Hay cosas que hacen falta, creo que muchos programas se han ido abandonando.

R: ¿Algo más que quieras agregar?

G: Que estamos al inicio de un camino y espero que nos vaya bien.