TRASTORNADOS

InHumanaMente

domingo, 29 de noviembre de 2015

SE BUSCAN ACTORES Y ACTRICES



TRASTORNER GRUP

http://trastornergrup.blogspot.mx

BUSCA:

2 Actrices y 2 Actores (músicos, artistas visuales, ejecutantes de danza, edad indistinta) para puesta en escena de "El Quijote de la Mancha"


Requisitos:

Tiempo para ensayos los días Martes

Tiempo libre durante Mayo 2016 para gira en el interior de la República.


INFORMES

Cel: 771 172 0592

Whatsapp; 444 133 0544

fandoeros@gmail.com

sábado, 28 de noviembre de 2015

INANNA


martes, 20 de agosto de 2013

Encuentros Virtuales en Performance


Imágenes integradas 1

Entre los días 19 y 31 de agosto, el Colectivo OSSO realiza la muestra Incorpora — Encuentros virtuales en performance. El evento forma parte de una serie de actividades del Colectivo, que intentan reflexionar sobre la performance y las posibles redes de artistas en América Latina que desarrollan trabajos en ese lenguaje.

"Incorpora" es un experimento que quiere lograr un entrecruzamiento de trayectorias, implosionar la privacidad del espacio institucional con la sorpresa de acortar distancias. ¿Qué ocurre cuando diversos artistas se reúnen para producir un encuentro online? La propuesta es la fabricación de una red que permita la transmisión de performances a diversos lugares simultáneamente y así reflexionar sobre la presencia en la performance. A fin de cuentas, ¿de qué hablamos cuando apuntamos a esa característica como condición fundamental del Performance Art? ¿Existe una forma absoluta de presencia? O, la presencia, por definición, ¿tiene una característica relacional, en la cual, espacialidad y temporalidad, pero también otras cosas, entran en el campo total de relaciones, y la presencia pierde sus fronteras delimitadas para emerger en flujo? ¿Qué tipo de presencia es esa que a kilómetros de distancia aparece aliándose a colores, pixeles, luces, etc.? 

Poéticas, geografías y husos. Proponemos la transmutación de espacios, el online como vivencia y contaminación multidireccionada. Internet como espacio de transito, donde compartir, el reclutamiento de la red de computadores una vez más, para llevar adelante el deseo de OSSO, producir controversias entre lo público y lo privado, lo institucional del arte y el arte que quiere ser menos arte para ser más vida. Así, estaremos en Espaço Xisto, en Salvador-BA, junto con algunos artistas que estarán en presencia, desde sus ciudades, en Incorpora.

Ciudades como Buenos Aires-ARG, Quilmes-ARG, Lima PER, Concepcion-CHILE, Quito-ECU, Montreal_CAN, Salvador_BRA entre otras, estarán transmitiendo via streaming sus performances para ser exhibidos. Este canal estará abierto para todo el público en Internet.

martes, 23 de julio de 2013

APORTES y NOSTALGIAS 1°PARTE "Del tal TRASTORNER GRUP"

Sobre el trabajo del laboratorio escénico en Trastorner Grup y sus variedades resultantes...
Muchos de los resultados del laboratorio de Trastorner Grup se han vertido en la experiencia escénica a manera de performances... lo que dentro del grupo llamamos "Dispositivos escénicos"; que si bien no son performance dentro de los estandares de las "curadurias institucionales", si son resultados concretos de una mirada y una forma de trabajo: "EL TRABAJO COLECTIVO"





Raices socio/conceptuales establecidas en "Trastorner Grup":

El arte acción /performance que nace alguna vez por la inquietud de generar experiencias sin hacer Arte para vender en el mercado (con una postura política y social muy clara), ha terminado por convertirse en una de las formas de obra de Arte privilegiadas por el mundo contemporáneo. Con el nombre de "Artes vivas" las instituciones globalizadas (estandarizadas) del mundo del Arte han integrado el arte accion/performance y otras expresiones cuya finalidad es la presentacion en vivo a todas los lugares a los que nunca perteneció: los contextos curatoriales, las galerías, museos, festivales y bienales más prestigiosas (que bueno por ellos), los debates de la crítica de Arte, la sistematización y comercialización del registro de las experiencias, la inserción en el mercado del Arte, los patrocinios privados, sponsors publicitarios, presupuestos públicos, etc. En fin lo que en un principio era hecho para ser veneno al sistema, este lo ha asimilado y lo usa a su favor para inyectarlo a la sociedad ya de por si sedada. 

Ahora bien ¿que ocurre actualmente con "Trastorner Grup" y las calles, se han abandonado?


La respuesta opuesta a la institucionalización del performance  la ofrecen los colectivos de arte en la calle, que recuperan los espacios naturales de la vida cotidiana para llevar a cabo acciones generando situaciones sociales. El arte de la acción en la calle no busca legitimar el performance como una actividad profesional ni como una estrategia de expresión del yo, sino como una forma directa de intervenir el tejido social. No supone una preexistente separación entre artistas y público, porque no busca espectadores ni audiencias, tan solo emprende acciones que puedan fundirse con los flujos de la vida diaria y generar situaciones. A diferencia de la comunidad de los espacios del mundo del Arte, la acción en la calle implica riesgos, que pueden aprender a conjurarse con la práctica, pero para ello se necesita pasar a la acción.


 "Trastorner Grup" bosqueja el arte de pasar a la acción mediante los Ritos (la conceptualización del arte de la invocación  meditacion, trabajo comunal, estados alterados). En mi experiencia con el grupo hay algunos principios en el arte de pasar a la acción si lo pensamos como una trinchera ante las imposición de formas alienatorias del sistema cultural:  elegir el escenario, eliminar todo lo innecesario, decidir si se entra la acción, relajarse y soltarse (para ocurrir en escena), saber cuándo retirarse (escuchar al espectador), comprimir el tiempo  y observar desde detrás de la escena(análisis posterior). Muchas veces los colectivos de arte en la calle (como Trastorner Grup) ponen en práctica estos principios, gracias a la sabiduría que la práctica otorga, desde el performance (aunque sea en galería) hasta el Street Art (Situacionismo).

Cada vez que se pasa a la acción, sin importar cuál sea su intento, se inicia una CREACION". 



....
Fin de la 1° parte.

TRASTORNER GRUP no se crea ni se destruye solo se trasforma.. pero para ello es necesaria la voluntad para transformarlo. 





viernes, 19 de julio de 2013

Acciones Gastronómicas PoliSensoriales. Venezuela

CENTRO DE ARTE Y COMUNICACIÓN TURAGUA
XX ANIVERSARIO
CONVOCATORIA 
VIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE PERFORMANCE CHORONI   
PERFOCHORONI
Acciones Gastronómicas PoliSensoriales.

CACTu convoca a los artistas de la performance y el arte corporal a la octava edición del Festival Perfochoroni. El tema que proponemos a los participantes es la gastronomía, de ahí que hemos conceptualizado nuestro evento como Acciones Gastronómicas PoliSensoriales.

Sin duda que el concepto de Acciones Gastronómicas parece ser muy amplio y variado, sin embargo la materia prima para la performance y el arte corporal nos referimos muy concretamente a los procesos dedicados a  la preparación y degustación de las artes culinarias. La estimulación de los sentidos y la exploración de los enlaces posibles entre ellos. Es decir, esperamos anteproyectos de recetas que borren las fronteras entre el olfato, el gusto, el oído, la vista y el tacto.

Entendemos el arte corporal como un arte polisensorial y es justamente la Performance de las Acciones Gastronómicas la posibilidad de llevar a sus límites el juego de enlazar olores, sabores, sonidos, movimientos, colores, etc.

Esperamos recibir propuestas de acciones culinaria que abarque la gama más amplia posible de enlaces entre ingredientes y culturas.

El Festival se realizará los días 3 y 4 de enero del 2014. La fecha de recepción de propuestas será desde el 01 al 31 de agosto del 2013 La inscripción se realizará vía email “perfochoroni@gmail.com”, las cuales serán revisadas por el comité organizador, participarán las performances  que se consideren cumplan las bases, en lo que se refiere al tema.  Se seleccionarán 12 acciones presenciales, como también videoartes, videoperformances y en vivo diferido. El 9 de septiembre del 2013 se dará a conocer los artistas seleccionados.
El escenario para la realización de las acciones será la Parroquia Choroni, del Municipio Girardot, del Estado Aragua, Venezuela.
Las propuestas deberán tener una breve descripción de la obra (concepto, espacio, características, dimensiones, duración), necesidades técnicas, un boceto de la acción, síntesis curricular e imagen del artista. .
El alojamiento y la comida será brindado por CACTu en el lapso del festival. El hospedaje será en una casa de montaña, donde los artistas deberán traer su ropa de cama y toalla.
CACTu cubrirá los gastos de transporte interno entre Maracay  - Choroni - Maracay. Los artistas internacionales seleccionados deberán adquirir sus pasajes aéreos llegando y saliendo por el Aeropuerto Internacional “Arturo Michelena” de Valencia. Estado Carabobo. Donde serán recibidos y despedidos.
CACTu cubrirá los requerimientos técnicos para la preparación de las comidas, CACTu y los artistas seleccionados se pondrán de acuerdo con respecto a los ingredientes necesarios para la preparación y ejecución de sus acciones culinarias.  Los artistas internacionales traerán los ingredientes típicos de sus países.

Las acciones son estrictamente unipersonales, los artistas deberán asistir solos al evento.  El equipo del VIII Festival Internacional de Performance Choroni se encargará de las necesidades técnicas de cada artista.  Abstenerse de enviar propuesta sino puede cumplir con esta petición.
El Comité organizador otorgará un certificado de asistencia y afiche - programa. No asume retribución económica.
El CENTRO DE ARTE Y COMUNICACIÓN TURAGUA CACTu y el MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA CULTURA por medio de la Plataforma del Instituto de Artes Escénicas y Musicales IAEM son los productores del Festival.
Pedro ..pez Director
Narvis Bracamonte Productora
Pedro Juan López Asesor de Medios
Facebook: Perfochoroni (registro de las actividades anteriores)
http://perfochoroni.tripod.com/perfochoroniv

lunes, 13 de mayo de 2013

"Clitemnestra o el crimen"




Clitemnestra y Cassandra
«Voy a explicarles señores jueces.... Tengo ante mí innumerables órbitas de ojos; líneas circulares de manos puestas en las rodillas, de pies descalzos descansando en la piedra, de pupilas fijas de donde mana la mirada, de bocas cerradas donde el silencio madura un juicio. Tengo ante mí audiencias de piedra. Maté a aquel hombre con un cuchillo, dentro de la bañera, con ayuda de mi miserable amante que ni siquiera era capaz de sujetarle los pies. Ya conocéis mi historia: no hay ninguno de vosotros que no la haya repetido veinte veces al acabar la copiosa comida, acompañada del bostezo de las sirvientas, ni una de vuestras mujeres que no haya soñado ser alguna vez Clitemnestra. Vuestros pensamientos criminales, vuestras ansias inconfesadas ruedan por los escalones y vienen a derramarse en mí, de suerte que una especie de horrible vaivén hace de vosotros mi conciencia y de mí vuestro grito.

Habéis acudido aquí para que la escena del asesinato se repita ante vuestros ojos un poco más rápidamente que en la realidad, pues os espera el hogar y la cena y sólo podéis dedicar unas cuantas horas a oírme llorar. Y en ese corto espacio de tiempo es preciso que no sólo mis actos, sino que también sus motivos estallen a plena luz, aun cuando para afirmarse han necesitado cuarenta años. Esperé a aquel hombre antes de que tuviera un nombre, un rostro, cuando aún no era sino mi lejana desgracia.
Busqué entre la multitud de los vivos a ese ser necesario a mis futuras delicias: miré a los hombres sólo como se mira a los transeúntes que pasan por la taquilla de una estación, para asegurarse que no son las personas que uno está esperando. Si mi nodriza me envolvió en pañales al salir de mi madre, fue para él; si aprendí a contar en la pizarra del colegio, fue para poder llevar las cuentas de su casa de hombre rico.
Para alfombrar el camino donde tal vez se posaría el pie del desconocido que haría de mí su sierva, tejí sábanas y estandartes de oro; de tanto afanarme, dejé caer de cuando en cuando en el blando tejido unas gotas de mi sangre. Mis padres me lo escogieron, y aunque él me hubiera raptado a espaldas de mi familia, yo hubiera seguido obedeciendo al deseo de mis padres, puestos que nuestros sueños de ellos provienen y el hombre que amamos es siempre aquel con quien sueñan nuestras abuelas. Le dejé sacrificar el porvenir de nuestros hijos a sus ambiciones de hombre: ni siquiera lloré cuando murió nuestra hija. Consentí en deshacerme en su destino como una fruta en una boca, para aportarle sólo una sensación de dulzura.
Señores jueces, vosotros lo conocisteis ya ajado por la gloria, envejecido por diez años de guerra, convertido en una especia de ídolo enorme desgastado por las caricias de las mujeres asiáticas, salpicado por el barro de las trincheras. Sólo yo estuve con él en su época de dios. Era muy dulce para mí llevarle, en una bandeja grande de cobre, el vaso de agua que derramaría en él sus reservas de frescor; era dulce para mí, en la ardiente cocina, prepararle los platos que colmaría su hambre y alimentarían su sangre. Era muy dulce para mí, entorpecida por el peso de la simiente humana, poner las manos sobre mi vientre hinchado donde fermentaban mis hijos. Por la noche, cuando volvía de la caza, yo me arrojaba con alegría sobre su pecho de oro.
Pero los hombres no están hechos para pasar toda la vida calentándose las manos al fuego del mismo hogar: partió hacia nuevas conquistas y me dejó allí, abandonada como una casa enorme y vacía que oye latir un inútil reloj. El tiempo pasado lejos de él se perdía, gota a gota o a chorros, como sangre desperdiciada, dejándome más pobre de porvenir cada día. Algunos soldados ebrios que venían con permiso me contaban la vida que él llevaba en los campamentos de la retaguardia. El ejército de oriente se hallaba infestado de mujeres: judías de Salónica, armenias de Tiflis cuyos ojos azules engarzados en sombríos párpados recuerdan el fondo de una gruta oscura, turcas pesadas y dulzonas como los pasteles en cuya composición entra la miel recibía cartas los días de aniversario; mi vida transcurría espiando por el camino el paso del cartero cojo. De día, luchaba contra la angustia; de noche, luchaba contra el deseo; sin cesar, luchaba contra el vacío, forma cobarde de la desgracia.
Pasaban los días uno tras otro por las calles desiertas como una procesión de viudas; la plaza del pueblo parecía negra con tantas mujeres de luto. Yo envidiaba a aquellas desgraciadas por no tener más rival que la tierra y por saber, al menos, que su hombre dormía solo. Yo vigilaba en lugar del mío los trabajos del campo y los caminos del mar; recogía las cosechas; mandaba clavar la cabeza de los bandidos en el poste del mercado; utilizaba su fusil para dispararle a las cornejas; azotaba los flancos de su yegua de caza con mis polainas de tela parda. Poco a poco, yo iba ocupando el lugar del hombre que me faltaba y que me invadía. Acabé por contemplar, con los mismos ojos que él, el cuello blanco de las sirvientas. Egisto galopaba a mi lado por los eriales; tenía casi la edad de ir a reunirse con los hombres; me devolvía la época de los besos entre primos perdidos en el bosque, durante las vacaciones de verano. Yo lo miraba menos como un amante que como a un niño que hubiera engendrado en mí la ausencia; pagaba sus gastos de guarnicioneros y caballos. Infiel a mi hombre, seguía imitándolo: Egisto no era para mí sino lo equivalente a las mujeres asiáticas o a la innoble Arginia.
Señores jueces, no existe más que un hombre en el mundo: los demás no son más que un error o un triste consuelo, y el adulterio es a menudo una forma desesperada de la fidelidad. Si yo engañé a alguien fue con toda seguridad al pobre Egisto. Lo necesitaba para percatarme de que hasta qué punto el que yo amaba me era irremplazable. Cansada de acariciarlo, subía yo a la torre para compartir el insomnio del centinela. Una noche, el horizonte del este empezó a arder tres horas antes de llegar la aurora. Troya ardía : el viento que volaba de Asia transportaba sobre el mar pavesas y nubes de ceniza; las fogatas de los centinelas se encendieron en las cimas: el monte Athos y el Olimpo, Elpindo y el Erimanto parecían hogueras; la lengua de la última llama se posaba frente a mí en la pequeña colina que desde hace veinticinco años me tapaba el horizonte.» Yo veía inclinarse la frente del vigilante, cubierta por el casco, para recibir el susurro de las olas: por el mar, en alguna parte, un hombre engalanado de oro se acodaba en la proa y cada vuelta de hélice lo acercaba más y más a su mujer y a su hogar ausente. Al bajar de la torre, cogí un cuchillo. Quería matar a Egisto, mandar lavar las maderas de la cama y el pavimento de la habitación, sacar del fondo del baúl el vestido que llevaba puesto cuando él se marchó, y suprimir finalmente aquellos diez años como si fueran un simple "cero" en el total de mis días.
Al pasar por delante del espejo, me detuve a sonreir; de repente, me vi y al verme me di cuenta de que tenía el pelo gris. Señores Jueces, diez años es mucho tiempo: es más largo que la distancia entre la ciudad de Troya y el castillo de Micenas; el rincón del pasado esta asimismo más alto que el lugar en donde nos encontramos, pues sólo podemos bajar y no subir las escaleras del Tiempo. Sucede como en las pesadillas: cada paso que damos nos aleja más de nuestra meta en vez de acercarnos a ella. En lugar de una mujer joven, el rey encontraría en la puerta a una especie de cocinera obesa; la felicitaría por el buen estado de los corrales y bodegas: sólo podía esperar unos cuantos besos fríos. Si hubiera tenido valor, me hubiese matado antes que el llegara, para no leer en su rostro la decepción, al encontrarme ajada. Pero quería, al menos, verlo antes de morir. Egisto lloraba en mi lecho, asustado como un niño culpable que siente llegar el castigo del padre; me acerqué y adopté mi voz más suavemente mentirosa para decirle que nada se sabía de nuestras citas nocturnas y que su tío no tenía ninguna razón para dejarlo de querer. Yo esperaba que, al contrario, él estuviera enterado de todo, y que la cólera y el afán de venganza me devolvieran un lugar en su pensamiento.
Para estar más segura de ello, entregué el correo, junto con las demás cartas, una anónima en donde exageraba mis culpas: afilaba el cuchillo que debía abrirme el corazón. Pensaba que tal vez me estrangularía con sus propias manos que yo tan a menudo había besado: por lo menos moriría envuelta en una especie de abrazo. Llegó por fin el día en que el barco de guerra atracó en el puerto de nauplion, en medio de una algarabía de vivas y fanfarrias; los terraplenes cubiertos de amapolas rojas parecían pavimentados por orden del verano, el maestro dio un día de asueto a los chicos del pueblo; tocaban las campanas de la Iglesia. Yo lo esperaba en el umbral de la Puerta de los Leones, una sombrilla rosa maquillaba mi palidez. Chirriaron las puertas del coche por la empinada cuesta; los aldeanos se engancharon al varal para ayudar a los caballos. Al volver un recodo, divisé, por fin, la parte más alta del coche, que asomaba por encima de un seto vivo, y advertí que mi hombre no venía solo. A su lado llevaba a la hechicera que él había escogido como parte del botín, aun estando algo estropeada por lo juegos de los soldados. Era casi una niña; unos hermosos ojos oscuros le llenaban el rostro amarillento y tatuado de cardenales. El le acariciaba el brazo para que no llorase. Le ayudó a bajar del coche, me besó con frialdad y me dijo que contaba con mi generosidad para tratar amablemente a la muchacha cuyos padres habían muerto. Apretó la mano de Egisto. El también había cambiado. Resoplaba al andar y su cuello enorme y colorado desbordaba del cuello de la camisa; su barba teñida de rojo se perdía por entre los pliegues de su cuello. Era hermoso, sin embargo, pero hermoso como un toro en lugar de serlo como un dios.
Subió con nosotros los escalones del vestíbulo que yo había mandado alfombrar de púrpura, para que no se notaran las manchas de su sangre. Apenas me miraba; en la cena, ni siquiera se dio cuenta de que yo había preparado sus platos favoritos; bebió dos vasos, tres vasos de alcohol. El sobre abierto de la carta anónima asomaba por uno de sus bolsillos. Le guiñó un ojo a Egisto y farfulló unas cuantas bromas de borracho sobre las mujeres que buscan consuelo. La velada, interminablemente larga, se prolongó aún más en la terraza infestada de mosquitos. Hablaba en turco con su compañera. Según parece, ella era hija del jefe de una tribu; al moverse, me di cuenta de que llevaba un hijo en su seno.¿Sería de él o de alguno de los soldados que la habían arrastrado riendo fuera del campamento y arrojado a latigazos de nuestras trincheras? Decían que poseía el don de adivinar el provenir. Para distraernos, nos leyó las líneas de la mano.
Entonces palideció y empezó a castañetear los dientes. También yo, señores jueces, conocía el provenir. Todas las mujeres lo conocen: siempre esperan que todo acabe mal. El tenía por costumbre tomar un baño caliente antes de irse a acostar. Subí a preparárselo: el ruido del agua que salía del grifo me permitía llorar en voz alta. Calentábamos con leña el agua del baño; el hacha que utilizábamos para cortar los troncos se hallaba tirada en el suelo; no sé por qué la escondí en el toallero. Durante un instante, pensé en disponerlo todo para simular un accidente que no dejara huellas, de suerte que la lámpara de petróleo cargara con las culpas. Pero yo quería obligarlo a mirarme de frente por lo menos al morir: por eso lo iba a matar, para que se diera cuenta que la lámpara de petróleo cargara con las culpas. Pero yo quería obligarlo a mirarme de frente por lo menos al morir: por eso lo iba a matar, para que se diera cuenta de que yo no era una cosa sin importancia que se puede dejar o ceder al primero que llega.
Llamé a Egisto en voz baja: se puso pálido cuando abrí la boca. Le ordené que me esperara en el rellano. El otro subía pesadamente las escaleras; se quitó la camisa; la piel, con el agua del baño, se le puso toda violeta. Yo le enjabonaba la nuca y temblaba tanto como el jabón que continuamente se me resbalaba de las manos. El estaba un poco sofocado y me mandó con rudeza que abriese la ventana, demasiado alta para mí. Le grité a Egisto que viniera a ayudarme. En cuanto entró cerré la puerta con llave. El otro no me vio, pues nos daba la espalda. Le dí torpemente un primer golpe que sólo le hizo un corte en el hombro; se puso de pie; su rostro abotargado se iba llenando de manchas negras; mugía como un buey. Egisto, aterrorizado, le sujetó las rodillas, acaso para pedirle perdón. El perdió el equilibrio y cayó como una masa, con la cara dentro del agua, con un gorgoteo que parecía un estertor. Entonces fue cuando le dí el segundo golpe que le cortó la frente en dos. Pero creo que ya estaba muerto: no era más que un pingajo blando y caliente. Se habló de rojas oleadas: en realidad, sangró muy poco. Yo sangraba más cuando di a luz a mis hijos. Después de morir él, matamos a su amante: fuimos generosos, si ella lo amaba. Los aldeanos se pusieron de nuestra parte y callaron. Mi hijo era demasiado pequeño para dar rienda suelta a su odio contra Egisto.
Han pasado unas semanas: yo hubiera debido tranquilizarme pero ya sabéis, señores jueces, que nunca acaba nada y que todo vuelve a empezar. Me he puesto a esperarlo otra vez y ha vuelto. No mováis la cabeza: os digo que ha vuelto. El, que durante diez años ni se dignó a tomar un permiso de ocho días para volver de Troya, ha vuelto de la Muerte. A pesar de que yo le corté los pies para impedirle salir del cementerio... Pero esto no evitó que él se deslizara por la noche en mi cuarto, llevando sus pies debajo del brazo, como los ladrones cuando cogen de este modo sus zapatos para no hacer ruido. Me cubría con su sombra; ni siquiera parecía darse cuenta que Egisto estaba allí. Después, mi hijo me ha denunciado en el puesto de policía, pero mi hijo es también un fantasma, el suyo, su espectro de carne. Yo creía que por lo menos en la prisión estaría tranquila, pero sigue volviendo: parece como si prefiriese mi calabozo a su tumba. Sé que mi cabeza acabará por rodar en la plaza del pueblo y que la de Egisto caerá cortada por el mismo cuchillo. Es extraño, señores jueces, se diría que ya me habéis juzgado otras veces. Pero tengo la experiencia suficiente para saber que los muertos no permanecen en reposo: me levantaré, arrastrando a Egisto tras de mí como a un galgo triste. Y erraré por las noches a lo largo de los caminos, a la búsqueda de la justicia de Dios. Volveré a hallar a ese hombre en algún rincón de mi infierno y gritaré de nuevo con alegría con sus primeros besos. Luego, me abandonará para irse a conquistar alguna provincia de la Muerte.
Ya que el tiempo es la sangre de los vivos, la Eternidad debe de ser la sangre de las sombras. Mi eternidad, la mía, se perderá esperando su regreso , de suerte que me convertiré en el más lívido de los fantasmas. Entonces volverá, para burlarse de mí, y acariciará ante mis ojos a la amarilla hechicera turca acostumbrada a jugar con los huecesillos de las tumbas. ¿Qué puedo hacer? Es imposible matar a un muerto..."


Referencia: Marguerite Yourcenar, Clitemnestra o el Crimen

jueves, 17 de enero de 2013

TRASTORNADOS